Me gustaría invitarte a volar por un cielo sin esquinas. Me gustaría que atravesáramos, veloces, murallas de nubes. Quisiera que compartieras conmigo audaces tirabuzones, asombrosas piruetas, vertiginosas caídas en barrena, increíbles picados, alocados giros y toda suerte de acrobacias.
Ojalá pudiera reírme contigo de la absurda gravedad que nos imanta a este suelo duro y frío en que nacemos y morimos.
Pero es que hoy…
que me muero de ganas de volar contigo,
está mi espalda vacía y noto pesada el alma.
Hoy… el cielo no tiene esquinas, pero yo no tengo alas.